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Tras
la muerte de Wegener, algunos geólogos se interesaron por su teoría y
sus argumentos. Tras varia teorías, se originó la de la tectónica de
placas, la cuál era una conclusión de las teorías propuestas por los
geólogos anteriores. Esta teoría explica la forma en que está
estructurada la litosfera (porción externa más fría y rígida de la
Tierra). La teoría da una explicación a las placas tectónicas que forman
la superficie de la Tierra y a los desplazamientos que se observan entre
ellas en su movimiento sobre el manto terrestre fluido, sus direcciones
e interacciones. También explica la formación de las cadenas montañosas
(orogénesis). Asimismo, da una explicación satisfactoria de por qué los
terremotos y los volcanes se concentran en regiones concretas del
planeta (como el cinturón de fuego del Pacífico) o de por qué las
grandes fosas submarinas están junto a islas y continentes y no en el
centro del océano.
También explica que los
bordes de las placas pueden ser de tres tipos: Dorsales oceánicas: Las dorsales oceánicas se generan cuando en el Manto terrestre se produce un ascenso de rocas fundidas que rompen la corteza oceánica y dan lugar a la formación de una fisura de miles de kilómetros de longitud en la que se produce un intenso volcanismo. El ascenso de magma provoca un abombamiento en la corteza, seguido de un estiramiento y la consiguiente rotura. Este proceso es consecuencia de las corrientes convectivas generadas en el Manto. Una dorsal es por tanto el borde divergente de dos placas oceánicas. La actividad eruptiva asociada a las dorsales permite el desarrollo de cordilleras submarinas que pueden alcanzar miles de metros de altura, llegando a aflorar sobre la superficie del océano y permitiendo el desarrollo de islas o archipiélagos volcánicos. Las dorsales oceánicas son el lugar en el que se genera corteza y se produce la expansión de los fondos oceánicos. Una dorsal se estructura en forma de fosa tectónica con horst en sus márgenes.
En las dorsales
oceánicas se desarrollan fallas de transformación con una
importante componente horizontal. Estas fracturas alcanzan longitudes de
miles de kilómetros. El Océano Atlántico se encuentra surcado por una
gran dorsal que lo recorre de norte a sur. Las cimas de la Dorsal
Meso-Atlántica se ponen de
manifiesto en Islandia donde es posible seguir la fractura que divide en
dos el fondo del Atlántico. En las dorsales oceánicas en gradiente
geotérmico es más elevado, como también lo es la gravedad. En los bordes
de las dorsales oceánicas la nueva corteza generada se dispone en bandas
paralelas. En estas bandas las rocas adquieren la orientación que en
esos momentos tenga el campo magnético de la Tierra. Esto permite
establecer la edad de estas lavas y la velocidad de expansión de
los fondos oceánicos.
Zonas de subducción:
La subducción de placas es el proceso de hundimiento de una placa
litosférica bajo otra en un límite convergente, según la teoría de
tectónica de placas.1 La subducción ocurre a lo largo de amplias zonas
de subducción que en el presente se concentran en las costas del océano
Pacífico en el llamado cinturón de fuego del Pacífico pero también hay
zonas de subducción en partes del mar Mediterráneo, las Antillas, las
Antillas del Sur y la costa índica de Indonesia. La
subducción es causada por dos fuerzas tectónicas , una que proviene del
empuje de las dorsales meso-oceánicas y otra que deriva del jale de
bloques. La
subducción provoca muchos terremotos de gran magnitud los cuales se
originan en la zona de Benioff. La subducción también causa la fusión
parcial de parte del manto terrestre generando magma que asciende dando
lugar a volcanes. En las zonas de
subducción, se producen convergencias, choque entre dos placas
tectónicas. Hay tres tipos: Convergencia continental-oceánica: Una placa con corteza oceánica colisiona con una placa con corteza continental la cual, al ser más ligera, "flota" sobre la oceánica que se hunde (subduce) en el manto. Al alcanzar una profundidad de unos 100 km se desencadena la fusión parcial, que origina un flujo ascendente de magma (roca fundida) que origina plutones y volcanes que crecen sobre el continente. Se forman así arcos volcánicos continentales y grandes fosas oceánicas, ambos paralelos a la costa. El punto de intersección de las dos placas se llama zona de subducción y allí se forma una fosa oceánica donde se van acumulando sedimentos en una estructura llamada prisma de acreción.
Este tipo de borde convergente es el que se da en la costa pacífica de
América del Sur, donde la Placa de Nazca, totalmente oceánica, deriva
hacia el este y colisiona con la Placa Sudamericana que deriva hacia el
oeste; el magma ascendente ha formado la Cordillera de los Andes, con
cientos de volcanes activos y una intensa actividad sísmica. Convergencia continental-continental: Cuando una placa oceánica en subducción contiene también litosfera continental, la subducción continuada acabará uniendo los dos bloques continentales que, dado que ambos flotan en la astenosfera, colisionarán. Ello pliega y deforma los sedimentos acumulados a lo largo del margen continental originando una nueva cordillera compuesta por rocas sedimentarias y metamorfizadas. Convergencia oceánica-oceánica: Dos placas con corteza oceánica colisionan. Una placa subduce bajo la otra iniciándose la fusión y la actividad volcánica como en la convergencia oceánica-continental. Estos arcos están situados a 100-300 km de la fosa submarina que se forma en el punto de subducción. Son ejemplos de archipiélagos originados así las Aleutianas, las islas Marianas, Tonga, Japón y las islas de la Sonda, y las fosas asociadas a ellos.
Falla transformante:
es el borde de desplazamiento lateral de una placa tectónica respecto a
la otra. Su presencia es notable gracias a las discontinuidades del
terreno. Hay
dos tipos de falla transformante: las que segmentan las dorsales
mesoceánicas y las que forman los bordes pasivos entre placas tectónicas
continentales. En
las fallas o bordes transformantes que forman los bordes pasivos entre
placas tectónicas, las placas se desplazan una al lado de la otra
horizontalmente, sin producir ni destruir litosfera. La falla
transformante más conocida de este tipo es la falla de San Andrés, en
California (EE. UU.). Las
que se producen en los bordes constructivos de placas son las que
dividen las dorsales oceánicas en segmentos más o menos cortos de trazo
recto, para acomodarlas a un trazado general curvo o sinuoso u oblicuo
respecto a la dirección de expansión del suelo oceánico (ver imagen a la
derecha). Los otros dos tipos de
bordes de placas tectónicas, los bordes convergentes y los bordes
divergentes, son tectónicamente activos y ambos con actividad volcánica
asociada: Un
borde convergente es donde las placas tectónicas chocan y, dependiendo
del tipo de corteza implicada (oceánica-oceánica, oceánica-continental o
continental-continental) se produce subducción y la formación de arcos
isla u orogenias (creación de relieve y formación de nueva corteza
continental). En un borde divergente las placas tectónicas se separan, lo que provoca el ascenso de material desde el manto y la creación de nuevo suelo oceánico, es decir, nueva corteza oceánica. ¿Te has perdido? |